Tumba de Seti I

La Tumba de Seti I: una maravilla de la antiquidad en el Valle de los Reyes
En el centro del Valle de los Reyes, la ribera occidental de la ciudad de Luxor alberga una de las tumbas más impresionantes de lo que fue el antiguo Egipto, la tumba de Seti I, también conocida como KV17; esta impresionante tumba no sólo es una de las más grandes y mejor decoradas de su valle, sino que también es considerada todo un ejemplo del arte funerario egipcio.
Seti I, padre de Ramsés II, uno de los faraones más importantes de la dinastía XIX, gobernó durante un periodo de gran estabilidad y florecimiento, y su tumba, con un gran simbolismo, es un fiel reflejo de su poder y estatus, pero también de su devoción por el más allá.

Una de las tumbas más largas del Valle
Considerada la tumba más larga que se ha excavado en el Valle de los Reyes, la tumba de Seti I mide más de 130 metros de longitud. La tumba está situada unos 30 metros bajo el nivel del suelo, en un complejo concepto de pasadizos y salas esculpidas en la roca que caracteriza las tumbas más largas, esto pone de relieve la evolución alcanzada por las tumbas del Nuevo Reino.
KV17, a diferencia de otras tumbas más sencillas, tiene una secuencia elaborada de cámaras, cada una con numerosos relieves y textos religiosos que se acompañan de representaciones de carácter simbólico del viaje del faraón hacia el otro mundo.
Decoración que deslumbra
La tumba que realmente se distingue por su extraordinaria decoración corresponde a la tumba del faraón Seti I. Los muros son adornados con textos sagrados como el Libro de los Muertos, el Libro de las Puertas y el Libro de las Cavernas, con el objetivo de guiar al faraón en su tránsito hacia el más allá.
Las figuras están con una detalladísima ejecución, y los colores, aunque atenuados por el paso del tiempo, muestran una riqueza visual impresionante. También hay que señalar la precisión del grabado, considerado por muchos egiptólogos como uno de los más desarrollados de todo el valle.
Redescubrimiento y restauración
La tumba fue descubierta en 1817 por el arqueólogo italiano Giovanni Battista Belzoni. Su hallazgo causó sensación entre la sociedad europea por la belleza y el tamaño del monumento; sufrió daños, sin embargo, al ser objeto del intenso interés que suscitó.
En la actualidad, ha sido objeto de trabajos importantes de conservación y restauración y una parte está abierta al público en ocasiones especiales; se han producido también réplicas digitales y físicas, por ejemplo la que la Fundación Factum Arte realizó en Luxor, para preservar su legado sin dañar la original.
Una puerta del pensamiento religioso egipcio
Más allá del valor artístico que tiene la tumba de Seti, nos ofrece una perspectiva del antiguo Egipto desde el ángulo de las creencias religiosas. Una serie de pasajes y textos en la tumba puede ayudarnos a comprender cómo los egipcios concebían la muerte, la resurrección y el papel divino del faraón.
Conclusión
La tumba de Seti se despliega ante nosotros como una de las grandes realizaciones del arte egipcio antiguo; es un lugar espectacularmente grande y espectacular en su mensaje, un auténtico recinto donde el poder terrenal se transforma en eternidad.
Explorada en persona o bien a partir de una réplica, la tumba de Seti I continúa siendo una fascinante prueba del ámbito del arte y de la espiritualidad de la civilización egipcia.